martes, 30 de marzo de 2010

YO SOY UN CANAL DE LUZ - MADALA

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Si, queridos todos, así es y así lo afirmo.

¿Cómo he llegado hasta aquí?

El camino no ha sido fácil.

Siempre he sentido la parte espiritual con más fuerza en mí de lo que veía en otras personas…pero…que queréis que os diga, cada cual es cómo es, y yo me he sentido en ciertas ocasiones….un bicho raro…

Desde que recuerdo, desde mi infancia, había cosas en mi vida que nadie veía, pero que yo sentía y no comprendía, y que por supuesto me generaban miedo…

Un día camino del colegio, con apenas 8 años…me puse a pensar, mientras daba esas zancaditas que solemos dar los niños al andar. Pensaba en quién era yo, de dónde había venido, cómo podía estar en un cuerpo, quién me había metido allí, dónde iría después, una serie de cuestiones, visto ahora, no aptas ni accesibles para niños de esa edad (y aún mayores) y que son difíciles de plantear por lo metafísico del tema, entonces comencé a marearme, sentía como si algo fuese a salir de mi…comencé a desvanecerme, y de repente paré aquello.

Me recompuse, dejé de pensar. Volví mi mente a mi camino del cole, a mi cuerpo pequeño y me dije que nunca más me plantearía esas cosas que no sabía ni de dónde salían….

Crecí y mi creencia de que algo había más allá de todo lo físico me comía por dentro, busqué todo tipo de información en libros, programas de radio, pero con prudencia, porque algo dentro también me decía que podía ser peligroso.

La curiosidad fue creciendo en mi junto al miedo, los dos de la mano, creció mi cuerpo y mis dudas también. ¿Por qué me sentía yo especial….diferente…?.

Siendo adolescente en la familia hubo una tragedia, alguien muy cercano, muy cercano a mí se fue, de repente en un accidente de tráfico. Al poco tiempo a mi se me metió en la cabeza hacer una promesa, yo sólo sentía que tenía que hacerlo, aunque en el fondo quería que fuese alivio para esa personita que ya no estaba nunca más junto a mi … Una vez cumplido mi objetivo, nunca antes lo había hecho y nunca después ya más lo hice, alguien de la familia me desveló que aquella persona que se había marchado al “otro lado” hacía apenas dos meses, ésa persona había hecho esa misma promesa y no la pudo cumplir.

Comprendí entonces que la conexión con ella era tan grande que traspasaba los límites del espacio y del tiempo y que ella hizo eso que le quedó por hacer a través mío. Fui canal esa vez sin sospecharlo.

Siguió mi desarrollo espiritual autodidacta, por supuesto, como casi todo en mí, con crisis de fe incluida, pero de la que salí más fortalecida y más unida al Creador que nunca.

Pero la vida, el destino, el universo, tenía guardado para mí el golpe maestro, aquel que fue el definitivo para despertar, para que aflorara en mi algo que yo sabía que existía pero que se había mantenido oculto.

Perdí repentinamente (de nuevo) a alguien tan apegado a mí, que mi vida se transformó por completo en todos los sentidos. Cambió mi ciudad, cambió mi físico, cambió la gente que me rodeaba, cambió mi interior, y lejos de pedir explicaciones, sentir rabia o maldecir, intenté comprender el porqué, asumí el dolor y lo entregué como alivio de otros males que pudieran ser peores (ya que siempre pienso en que el mal puede ser mayor de lo que uno tiene, siempre puede ser mayor, hasta el infinito).

YO me aferré a ese Dios que para algunos me estaba maltratando y le pedí ayuda y comprensión para salir adelante.

Ni decir tiene que empecé a comprender muchas cosas que no sé ni de dónde venían, empecé a “ver” las señales de los ángeles que me rodeaban, sentía cómo era guiada constantemente y a cada paso que daba ellos estaban asistiéndome…conocí a gente que me abrió las puertas de la espiritualidad y me dio lecciones que nunca olvidaré.

Se desarrolló así, otra etapa de mi vida aprendiendo a través de pequeñas lecciones de vida, experimentando caídas que me hacían levantarme más fuerte y más comprensiva, sufriendo desengaños y sintiendo en mi interior el porqué.

Pero desde hace un tiempo mi cuerpo físico empezó a enviarme una señal, un dolor, me sentía mal y fui al médico. Era un dolor punzante, que me traspasaba a veces, pero que no aparecía con una frecuencia exacta, ni siempre de la misma manera. Comencé a preocuparme de verdad.

Tras todo tipo de pruebas con todo tipo de aparatos y diagnósticos fallidos, los médicos nada me encontraban que pudiera originar lo que sentía, y como el dolor persistía, a veces tan fuerte… decidí por primera vez en mi vida ir a una sanadora o curandera.

Así que pregunté entre mis conocidos y me dieron el teléfono para que contactase con ella.

Al llamarla para pedirle una cita y antes de verme o conocerme me dijo que yo no tenia nada, que no me preocupara, porque lo que yo sentía era la energía de la luz, que estaba en mi desde que nací.

Después de eso he estado más de dos años sin poder “sacar” esa energía y sin que nadie pudiera hacerlo por mí… ahogándome en las dudas y en la incertidumbre y bloqueada por el miedo que no me permitía avanzar.

¿Qué era ese dolor? ¿Para qué? ¿Qué don tenia yo? ¿Qué luz?.

De nuevo, un día me sentí guiada y “casualmente”, y digo eso a pesar de que sé con certeza que la casualidad no existe, coincidí con alguien que tenía los mismos síntomas que yo y que canalizaba seres de luz…

Mi sorpresa fue enorme.

Esa persona me dio unas pautas a seguir y me decía que estaba convencido de que eran llamadas de la energía de luz para canalizar sus mensajes, que lo único que me bloqueaba era el miedo y que sólo si lo perdía y lo dejaba a un lado podría desarrollar eso que sentía en mí.

Así que bueno… lo intenté…y este es el resultado.

Al principio pensé que Yo me estaba inventando todo esto pero os tengo que decir ROTUNDAMENTE que no es así.

Cuando hago esto sólo pido que la verdad salga de mi boca, pido no engañar, ni ilusionar, ni dar falsas esperanzas a nadie, pido no hacer daño, pido pureza en mi y en mi corazón para poder ayudar y guiar a cada uno.

Y os aseguro, que todo lo que canalizo es real, son mesajes de la luz verdaderos, aunque eso no soy yo quién debe decirlo, sino vuestros corazones.

Hoy me siento tranquila, relajada y feliz, porque por fin salió eso que me oprimía, que me angustiaba y que no sabía lo qué era, no sabía cómo enfocar porque yo misma me bloqueaba con mi miedo.

Quiero deciros que Yo, no soy especial por esto, no soy diferente, no soy distinta a vosotros, no soy distinta a nadie, ni más especial que nadie. Sino igual a cada uno de los que residimos en este planeta.

Todos somos uno, exactamente IGUALES, PORQUE VENIMOS DE LA MISMA FUENTE, sólo que estamos en distintos estados evolutivos y de comprensión.

Os pido que creáis, que tengáis fe, que busquéis dentro de vosotros esa luz que existe. Porque todos sois, capaces de canalizar seres de luz, de contactar con los ángeles, de sentir a vuestros guías…y os aseguro que cuando uno se siente en esas “manos”, la vida ya no se ve, ni se siente de la misma forma.

Tened fe y confianza.

Para todo lo que necesitéis ya sabéis dónde encontrarme.

Hay que iluminar la oscuridad.

Que la LUZ os acompañe.

MADALA.

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